A volar!!
- MUJER ÁRBOL
- 9 jul 2019
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 22 jul 2019

... respiré de nuevo varias veces mientras observaba el fluir del río al otro lado del camino.
Allí sentada, sobre aquel tronco musgoso, sin prisa y adormecida de ese caprichoso silencio, mantuve los sentidos alerta y la mirada en cualquier parte.
Todo era tan bello...
Un escalofrío recorrió mi cuerpo...
Cerré los ojos y un impulso me invitó a viajar con mi mente a otro lugar del bosque.
Me encontraba en un estado de mágica consciencia, despierta y espectante.
Fui subiendo y subiendo por encima de los árboles hasta encontrarme en una distancia lo suficientemente cerca como para seguir sintiéndome segura.
Visualizaba cada roca que se antojaba diminuta sobre el río que a esa altura, parecía no moverse; los fresnos y robles creaban un manto de hojas verdes rodeando el río, el olor era distinto y el aire parecía azotar mi rostro para despertarme de ese hermoso sueño.
Sentí por un instante cierto vértigo más allá del propio miedo a caer, estaba siendo real, tan real...
Con los ojos aún cerrados, sentí algo en mi espalda, cerca de los omóplatos, como si algo saliera de dentro de mi para extenderse y abrirse.
Dudé un instante, si abría los ojos quizá desaparecería esa hermosa sensación, era un hormigueo agradable y sutil, como un cosquilleo en toda mi espalda.
Aún con los ojos cerrados, algo se desplegó y se movió revoloteando con las hojas secas que me rodeaban.
Una enorme necesidad de levantarme me ayudó a ponerme en pie, y volví a caer de culo por su gran peso.
Abrí los ojos y observé completamente anonadada, que se trataban de unas hemosas alas de un color dorado, parecido al sol del atardecer al esconderse tras el horizonte oceánico.
Mi mente, y el deseo real de volar, las hizo realidad ¿ las creó de la nada...o ya estaban allí?
Noté como si un enorme peso se desprendiera de mi y aligerara tanta densidad acumulada de tantos años.
Corrí feliz hasta tomar un buen impuso y me deje llevar por mi corazón hacia el cielo azul.
¡Sabia volar, sabía hacerlo! Oh qué ingenua, toda mi vida pensando que sería imposible volar, que eso sólo pasaba en sueños. Sólo era necesario desearlo y creer en ello, lanzarse al vacío y arriesgar un posible vuelo forzoso inicial para después dejarme llevar por la inercia y nunca más volver atrás.
Ahora soy libre, libre por fin.
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