La noche en los bosques
- MUJER ÁRBOL
- 29 oct 2019
- 2 Min. de lectura

Justo en ese instante mágico entre la luz y la semioscuridad donde un silencio especial nace tras caer el día, una quietud se apodera de los helechos dormilones, se escucha el crujir de algunas ramas secas, el río recobra más vida y la vida se ralentiza entre el musgo y las hojas secas.
Las arañas acuden a su despensa por si algún diminuto huésped a caído en su trampa, los sapos salen de la nada hacia el camino abandonado por los humanos diurnos y ruidosos, los peces salpican sus aletas antes de descansar tras un día agitado.
Los árboles, conversan en un lenguaje común, ya no tienen que disimular, ni estar atentos a los humanos que titubean con pisar sus raíces y que se permiten descaradamente y sin permiso reposar su cuerpo vencido por el letargo y el cansancio en su tronco fuerte y vigoroso.
Es entonces cuando se permiten mover alguna rama que despierta del letargo para
En la oscuridad de la noche, conectamos con la realidad.
Has de priorizar los sentidos para no caer en lo desconocido, ya que ignoras lo que hay detrás de cada paso, es en la oscuridad donde te detienes a observar, analizas cada movimiento, interpretas cada sonido, buscas en ti un estado latente de serenidad y aceptación, recreas otras realidades que por fin pueden definirse, pues el día distrae la atención, dinamiza los pensamientos y acuden a dominar cada instante.
...Pero en la noche, todo lo demás….duerme…y nace un expectante miedo a la nada, a lo desconocido, a lo misterioso que no puede ser visto...
No queda otra que dejar fluir y abandonar el control para que la intuición se eleve y despacio sigas tus pasos, atento a no tropezar, resolviendo cada impedimento con agilidad en no perderte de vista en el camino de vuelta al hogar.
La imaginación juega su papel perturbador, nace un miedo inconsciente a ser sorprendido por algo extraño que no puedes anticipar; la vulnerabilidad es la protagonista; ya que sólo queda observar con atención para poder protegerla, te pone a prueba y te recuerda que es ella la que puede realmente salvarte.
En la noche morimos, para renacer cada mañana...
Es en la noche cuando los fantasmas acuden y nuestro sueño impregna cada poro de eternidad inconsciente y riega de esperanza con la luz de un nuevo amanecer de la misma forma que la naturaleza abre sus pétalos hacia la luz del Sol alimentadas por el cálido y maravillosos don de la eterna espera en la impermanencia.
Los árboles vuelven a su posición al amanecer y cada ser vegetal y animal, vuelven a crear su realidad destinada a mantener el equilibrio y realizar su función de sobrevivir a las adversidades del día a día, sin saber cual va a ser su destino en ese nuevo presente.
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