"SOMOS NATURALEZA"

Bosque de Chelo. A Coruña

Vida Vida Vida...Todo en los bosques es vida...

En otoño cando las hojas caen y se convierten en un hermoso manto donde apoyar los pies y respirar...sentir... pararse a observar la madurez de cada estación de la vida; comprender ese presente como único y recibir la magia del cambio hacia un nuevo estado de crecimiento que llegará cuando los rayos tempranos de un sol próximo tenga esa fuerza necesaria y cumplir con su encargo que de forma natural generará ese espacio de vida nueva.

Y en invierno, el aire que azota con amor las ramas más altas de los fresnos, de los mágicos robles, de las hayas y chopos, árboles que juegan al son del viento a dejarse llevar, mientras se mantienen seguros y enraizados, sin miedo a soltarse por que de sus raíces depende su su conexión con la vida.

Frío de invierno de esta estación especial, intima, donde esperar latentes su nuevo momento de expansión; y en silencio, proteger esa semilla de crecimiento que deberá prepararse para su creativo despertar.

La lluvia de primavera y su pureza que embellece y abrillanta cada flor, cada hoja de la hermosa saxifraga que comienza a florecer, la espiral en ese nacimiento del helecho que promete una larga vida, cada estampa de ese acolchado musgo que parece no querer secarse nunca, queriendo estar siempre verde y vivo, aprovechando cada gotita de dulce lluvia para beber y seguir cubriendo rocas, árboles secos, ramas, troncos quebrados.

La alegría, el color, esa geometría perfecta, el rocío de la mañana, mariposas, libélulas, animalitos del bosque, abejas y su ardua y bella tarea, poder, crecimiento, aromas, texturas, todo un espectáculo!!!

La primavera y su expresión de amor y vida, de luz... tras el adormecimiento, brotando esperanza y abundancia procedentes de la Madre Tierra que cuidó con dulzura esos hermosos retoños.

Calor, humedad a la orilla del río, mosquitos y demás seres de la naturaleza impulsados por el calor y la necesidad de alimento.

Todo un engranaje perfecto de equilibrio y armonía. El verano y su sol radiante, que nutre, rescata alimentando con su energía a todo ser viviente, gran Sol de vida.

Momento perfecto para explorar, pararse a observar el cielo y sus formas, disfrutar de ese placentero instante. La calidez del agua en nuestro cuerpo bajo una cascada, la vitamina del Sol en nuestra piel, largos paseos, siestas verdes donde experimentar el sueño y más tarde despertar, meditar junto a un árbol, frente al río o con esa flor que amable nos trae su mensaje.

Finalmente, la naturaleza manifiesta y materializa los resultados de todo un año de movimiento, de preparación, de integración en la grata hibernación donde mimar cada parte del ser, cada espacio de vida... tras florecer y crear, toca descansar y esperar a que otra nueva etapa transforme de nuevo el escenario intacto que esta por llegar, como agua que fluye y arrastra los elementos y residuos que va encontrando por su camino para seguir con la abundancia que genera a su paso, abundancia que es vida, siguiendo en su cauce con libertad y la fuerza en la erosión justa y necesaria hacia una nueva expresión propia de la naturaleza y por lo tanto del cambio.

Nuestra Madre Tierra, lindo reflejo de nosotros, los humanos, donde aprender y desaprender en un mundo donde seguro, todo será más fácil cuando comprendamos que todos somos ese eco-sistema común, esa relación donde aportar cada uno nuestro papel hacia el bien común, hacia el equilibrio desde el amor... nutrirnos y cooperar hacia la armonía, incluso en las adversidades propias de la vida y su complejo desarrollo, incierto y alquímico.

Sigamos buscando la luz, sigamos en esa fotosíntesis constante, transformar... seguir creciendo...

Gracias Madre, por tu incondicional cuidado y entrega, por tu abundancia y amor.

GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS!!!

Mujer Árbol